A través de actividades enriquecedoras como la danza, el arte, la ciencia, etc., su hijo cultiva la disciplina a medida que practica y domina nuevas habilidades. Este nuevo sentido de la disciplina se traslada al aula, enseñándoles a perseverar en conceptos difíciles y nuevas lecciones, ayudándoles a convertirse en mejores aprendices para toda la vida.